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"El último samurai" amplía mercados en Iberoamérica
3-II-04
En un país más que siete días atrás encontrábamos el fin de semana del 23 al 25 de enero a Tom Cruise y su "El último samurai" al frente de las recaudaciones cinematográficas. Argentina se ha sumado al grupo integrado por Brasil, España, México y Perú. Mientras, en Chile siguen fieles todavía a "El retorno del rey" y en Venezuela ha ascendido al liderazgo la comedia "Un viernes de locos".
Las aventuras bélicas orientales del novio de Penélope Cruz sustituye en Argentina a "El retorno del rey" al frente de la recaudación, quedando el film de Peter Jackson segundo. Por ello, las tres cintas que una semana atrás le seguían lo siguen haciendo, en el mismo orden pero con el correspondiente descenso de un puesto: "Mini espías 3D" queda tercera, "La sonrisa de Mona Lisa" cuarta y "21 gramos" quinta.
"O último samurai" es más veterano en Brasil. Conserva su anterior liderazgo, aunque tras él encontramos una novedad, el film de Julia Roberts "O sorriso de Mona Lisa". "O retorno do rei" no se mueve de la tercera posición, pero "Todo mundo em pânico 3" baja dos plazas, hasta la cuarta. La comedia nacional "Sexo, amor e traição" también lo hace, pero sólo una, hasta la quinta.
A Chile aún no había llegado Tom Cruise, de manera que "El retorno del rey" sigue primera. Mejora Disney con "Tierra de osos", que sube un puesto, mientras debuta la versión en carne y hueso de "Peter Pan" en el tercero, "Rugrats: Vacaciones salvajes" en el cuarto, y "Devorador de pecados", otro nuevo estreno, en el quinto.
En España son dos las novedades que se cuelan entre los cinco títulos más vistos, sin que afecten al número uno, que en su segundo fin de semana sigue en manos de "El último samurai". Los hermanos Farrelly debutan en el país Ibérico mejor que en otros y su "Pegado a tí" llega directo al segundo lugar. Ello empuja hacia abajo a "La sonrisa de Mona Lisa" y "La casa", que pasan a ser tercera y cuarta. El otro recién llegado es Ben Aflleck con "Paycheck", capaz sólo de obtener una quinta plaza. Ya no queda ningún film español entre los diez favoritos del público.
Los espectadores mexicanos están conformes con las más veteranas de su cartelera, de manera que sólo un nuevo título encuentra plaza -la tercera- entre el quinteto ganador. Se trata de "El tesoro del Amazonas", con el ex luchador The Rock. Las dos primeras posiciones siguen siendo para "El último samurai" y "Tierra de osos". Las dos cintas que nos faltan bajan un puesto por culpa del estreno arriba citado. Son "Más barato por docena" y "Pequeñas grandes amigas", cuarta y quinta, respectivamente.
No hay cambios en Perú, y la situación sigue dominada por Cruise y "El último samurai", seguido por "El retorno del rey", la española "El otro lado de la cama", "El camino de los sueños" y "El poder del talismán".
Sí se mueven las cosas en Venezuela, o para ser más exactos, los movimientos se producen entre los mismos títulos que el previo fin de semana ocupaban las tres primeras posiciones. Así, "Un viernes de locos" sube desde la tercera a la primera, "El retorno del rey" baja a la segunda, y "Tierra de osos" igualmente pierde un puesto. Por contra, "Básico y letal" y "El crucero de las locas" conservan sus anteriores cuarto y quinto lugares.
En un país más que siete días atrás encontrábamos el fin de semana del 23 al 25 de enero a Tom Cruise y su "El último samurai" al frente de las recaudaciones cinematográficas. Argentina se ha sumado al grupo integrado por Brasil, España, México y Perú. Mientras, en Chile siguen fieles todavía a "El retorno del rey" y en Venezuela ha ascendido al liderazgo la comedia "Un viernes de locos".
Las aventuras bélicas orientales del novio de Penélope Cruz sustituye en Argentina a "El retorno del rey" al frente de la recaudación, quedando el film de Peter Jackson segundo. Por ello, las tres cintas que una semana atrás le seguían lo siguen haciendo, en el mismo orden pero con el correspondiente descenso de un puesto: "Mini espías 3D" queda tercera, "La sonrisa de Mona Lisa" cuarta y "21 gramos" quinta.
"O último samurai" es más veterano en Brasil. Conserva su anterior liderazgo, aunque tras él encontramos una novedad, el film de Julia Roberts "O sorriso de Mona Lisa". "O retorno do rei" no se mueve de la tercera posición, pero "Todo mundo em pânico 3" baja dos plazas, hasta la cuarta. La comedia nacional "Sexo, amor e traição" también lo hace, pero sólo una, hasta la quinta.
A Chile aún no había llegado Tom Cruise, de manera que "El retorno del rey" sigue primera. Mejora Disney con "Tierra de osos", que sube un puesto, mientras debuta la versión en carne y hueso de "Peter Pan" en el tercero, "Rugrats: Vacaciones salvajes" en el cuarto, y "Devorador de pecados", otro nuevo estreno, en el quinto.
En España son dos las novedades que se cuelan entre los cinco títulos más vistos, sin que afecten al número uno, que en su segundo fin de semana sigue en manos de "El último samurai". Los hermanos Farrelly debutan en el país Ibérico mejor que en otros y su "Pegado a tí" llega directo al segundo lugar. Ello empuja hacia abajo a "La sonrisa de Mona Lisa" y "La casa", que pasan a ser tercera y cuarta. El otro recién llegado es Ben Aflleck con "Paycheck", capaz sólo de obtener una quinta plaza. Ya no queda ningún film español entre los diez favoritos del público.
Los espectadores mexicanos están conformes con las más veteranas de su cartelera, de manera que sólo un nuevo título encuentra plaza -la tercera- entre el quinteto ganador. Se trata de "El tesoro del Amazonas", con el ex luchador The Rock. Las dos primeras posiciones siguen siendo para "El último samurai" y "Tierra de osos". Las dos cintas que nos faltan bajan un puesto por culpa del estreno arriba citado. Son "Más barato por docena" y "Pequeñas grandes amigas", cuarta y quinta, respectivamente.
No hay cambios en Perú, y la situación sigue dominada por Cruise y "El último samurai", seguido por "El retorno del rey", la española "El otro lado de la cama", "El camino de los sueños" y "El poder del talismán".
Sí se mueven las cosas en Venezuela, o para ser más exactos, los movimientos se producen entre los mismos títulos que el previo fin de semana ocupaban las tres primeras posiciones. Así, "Un viernes de locos" sube desde la tercera a la primera, "El retorno del rey" baja a la segunda, y "Tierra de osos" igualmente pierde un puesto. Por contra, "Básico y letal" y "El crucero de las locas" conservan sus anteriores cuarto y quinto lugares.
- © Ursula Albrecht / Corresponsales-NOTICINE.com
Gutiérrez Aragón acude a Berlín con película... y reivindicaciones
3-II-04
El realizador español Manuel Gutiérrez Aragón tiene a partir de este miércoles una intensa agenda de actividades en Berlín. No sólo concursará con su último trabajo, "La vida que te espera", sino que además, como presidente de la Fundación Autor, dependiente de la Sociedad General de Autores de España, reclamará un mayor esfuerzo institucional para que el cine europeo se adapte a los nuevos mercados y modelos de negocio. La reivindicación la lanzará en la inauguración del seminario European Films Crossing Borders (Películas europeas que cruzan fronteras), que la SGAE y la Fundación Autor celebran este miércoles y jueves como anticipo de la 54ª edición de la Berlinale. Gutiérrez Aragón demandará una mayor implicación de las televisiones en la difusión del cine europeo, la puesta en marcha de programas de promoción genérica y la necesidad de analizar las posibles implicaciones que se deriven del entorno digital.
Durante su intervención, Gutiérrez Aragón quiere llamar la atención del sector cinematográfico sobre las condiciones actuales de la producción, promoción, exhibición y distribución del cine europeo. "Pese a que la producción de largometrajes en Europa ha cosechado un incremento del 27% en los últimos diez años", destaca el director cántabro, "los datos son negativos en las dos últimas temporadas. Y el crecimiento, en cualquier caso, parece menor del que las nuevas condiciones de infraestructuras y público podrían permitir".
El presidente de la Fundación Autor recalca que, en la pasada década, el número de pantallas de las salas de cine en Europa creció un 42% (de 18.366 en 1993 a 26.134 en 2002), mientras que la asistencia del público subió un 39% (de 668 millones de entradas vendidas en 1993 a 931 millones en 2002) No obstante, en los dos últimos años se ha producido un preocupante descenso de público; 2002 acabó con balances negativos en la cifra de asistencia en mercados tan importantes como el francés (- 0,7%), el español (-4,2%) o el alemán (-7,9%), además de otros países como Grecia (-9%) o Noruega (-3,5%). "Por otro lado, los primeros datos analizados en 2003 confirman esta tendencia descendente", expone Gutiérrez Aragón.
El predominio en el consumo de las producciones estadounidenses frente a las europeas sigue siendo desolador. Según los últimos datos que ha recabado la Fundación Autor, la asistencia al cine en el viejo continente se reparte entre un 71% de películas estadounidenses, un 19,5% para las cinematografías nacionales, un 7,9% de cine europeo y el 1,3% correspondiente a otras cinematografías.
Además, se da la circunstancia de que las entradas de películas europeas se concentra mayoritariamente sobre tres títulos, generalmente locales (en 2002, en nuestro país, el 50,2% del consumo de cine europeo correspondió a tres cintas españolas) En el Viejo Continente, el público que más producciones europeas demanda es el británico. "Con todos estos datos encima de la mesa, resulta evidente que el mercado regional europeo es susceptible de un mayor desarrollo", apostilla Gutiérrez Aragón, cuya última película, "La vida que te espera", será la única cinta española que compita -el día 9- en la sección oficial de la Berlinale.
El realizador español Manuel Gutiérrez Aragón tiene a partir de este miércoles una intensa agenda de actividades en Berlín. No sólo concursará con su último trabajo, "La vida que te espera", sino que además, como presidente de la Fundación Autor, dependiente de la Sociedad General de Autores de España, reclamará un mayor esfuerzo institucional para que el cine europeo se adapte a los nuevos mercados y modelos de negocio. La reivindicación la lanzará en la inauguración del seminario European Films Crossing Borders (Películas europeas que cruzan fronteras), que la SGAE y la Fundación Autor celebran este miércoles y jueves como anticipo de la 54ª edición de la Berlinale. Gutiérrez Aragón demandará una mayor implicación de las televisiones en la difusión del cine europeo, la puesta en marcha de programas de promoción genérica y la necesidad de analizar las posibles implicaciones que se deriven del entorno digital.
Durante su intervención, Gutiérrez Aragón quiere llamar la atención del sector cinematográfico sobre las condiciones actuales de la producción, promoción, exhibición y distribución del cine europeo. "Pese a que la producción de largometrajes en Europa ha cosechado un incremento del 27% en los últimos diez años", destaca el director cántabro, "los datos son negativos en las dos últimas temporadas. Y el crecimiento, en cualquier caso, parece menor del que las nuevas condiciones de infraestructuras y público podrían permitir".
El presidente de la Fundación Autor recalca que, en la pasada década, el número de pantallas de las salas de cine en Europa creció un 42% (de 18.366 en 1993 a 26.134 en 2002), mientras que la asistencia del público subió un 39% (de 668 millones de entradas vendidas en 1993 a 931 millones en 2002) No obstante, en los dos últimos años se ha producido un preocupante descenso de público; 2002 acabó con balances negativos en la cifra de asistencia en mercados tan importantes como el francés (- 0,7%), el español (-4,2%) o el alemán (-7,9%), además de otros países como Grecia (-9%) o Noruega (-3,5%). "Por otro lado, los primeros datos analizados en 2003 confirman esta tendencia descendente", expone Gutiérrez Aragón.
El predominio en el consumo de las producciones estadounidenses frente a las europeas sigue siendo desolador. Según los últimos datos que ha recabado la Fundación Autor, la asistencia al cine en el viejo continente se reparte entre un 71% de películas estadounidenses, un 19,5% para las cinematografías nacionales, un 7,9% de cine europeo y el 1,3% correspondiente a otras cinematografías.
Además, se da la circunstancia de que las entradas de películas europeas se concentra mayoritariamente sobre tres títulos, generalmente locales (en 2002, en nuestro país, el 50,2% del consumo de cine europeo correspondió a tres cintas españolas) En el Viejo Continente, el público que más producciones europeas demanda es el británico. "Con todos estos datos encima de la mesa, resulta evidente que el mercado regional europeo es susceptible de un mayor desarrollo", apostilla Gutiérrez Aragón, cuya última película, "La vida que te espera", será la única cinta española que compita -el día 9- en la sección oficial de la Berlinale.
- © Redacción-NOTICINE.com
OPINIÓN: Cine mexicano, a diez años del TLC
15-I-04
Por Víctor Ugalde (*)
El primero de enero de 1994 dejó huella permanente en la vida de México. Dos hechos nos marcaron: el levantamiento zapatista y la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLC). Hasta el momento son conflictos vivos que siguen demandando urgentes resoluciones y mientras no se haga algo habrá inestabilidad e incertidumbre en el futuro de la nación.
Una década después, se podría afirmar que por los efectos del TLC en la industria cinematográfica nacional gran parte de los artistas y productores dedicados a la creación cinematográfica de nuestro país han pasado a engrosar las filas del desempleo y la pobreza. Con el tratado se destruyó, en unos cuantos años, lo que tardó más de seis décadas en construirse: un cine fuerte con identidad propia.
Hace diez años, los promotores de la firma del TLC sostenían que con el acuerdo trilateral nuestra economía recuperaría su dinamismo, se incrementarían los niveles de la producción, ampliaríamos los mercados gracias a las exportaciones, se diversificaría la oferta nacional y se reducirían los precios de los productos, además de que disminuiría la inversión estatal, la burocracia y un largo etcétera de sin razones.
A principios de los 90, previendo las graves consecuencias negativas que implicaría dejar en manos de los grandes monopolios transnacionales el futuro del cine mexicano, algunos cineastas nos opusimos y exigimos que se dejara fuera del tratado la producción cultural cinematográfica. Los tecnócratas en turno se desentendieron de la petición aduciendo que nuestro cine resistiría los embates del libre comercio tal y como había resistido nuestra cultura por mas de 30 siglos. ¡Grave error!
Inteligentemente, Canadá mantuvo al margen del tratado sus industrias culturales, creando un capítulo de excepción y los resultados positivos saltan a la vista. A la fecha mantiene constante su producción de 60 largometrajes al año y destina más de 400 millones de dólares canadienses al estímulo de su cine. Gracias a esta prevención conservó su autonomía en la toma de decisiones para beneficiar el fortalecimiento de su expresión cinematográfica.
Estados Unidos vio crecer su producción de 459 largometrajes que realizaba a principios de los 90 a 680 largometrajes anuales en tiempos del TLC, logrando un crecimiento de 32.5% en el periodo. Esto fue posible gracias a su política de apoyo a la producción en 37 de sus 50 estados, los millonarios incentivos fiscales que otorga a sus productores y el control oligopólico que mantiene de los mercados del área.
Los resultados en México, que junto con EU incluyó al cine en el sector servicios transfronterizos, han ido exactamente en sentido contrario. En diez años, la producción de largometrajes cayó a niveles alarmantes para un país con más de 100 millones de habitantes y el mercado hispanohablante más grande de América. De 1994 a 2003 la producción de películas mexicanas se redujo de 747 películas que se realizaban en la década anterior a sólo 212 largometrajes. La caída fue superior a 71.62%. Al dejarse de producir 532 filmes se creó un brutal desempleo con el consecuente cierre de empresas, la reducción del pago de impuestos, la subutilización de nuestra capacidad industrial instalada, la caída de nuestras exportaciones y el incremento de las importaciones de películas extranjeras. Drásticamente se redujeron las posibilidades de expresión de los artistas mexicanos y la comunicación con su público, baste como ejemplo señalar que en 2002 sólo 9% de los mexicanos consumieron cintas nacionales y 80.32% se formó sentimental e ideológicamente con cintas de origen estadounidense. Por esto hemos llegado al grado de convertirnos en el quinto exportador de regalías por consumo de productos audiovisuales de Estados Unidos.
Las compañías de la iniciativa privada son las que más resintieron los efectos del tratado. El 90% de los productores en activo no alcanzan a recuperar lo invertido debido sobre todo a que los distribuidores y exhibidores, de fuerte presencia transnacional, se quedan con la mayor parte del ingreso en taquilla. Esto ha venido provocando que los inversionistas se alejen cada vez más del cine y sólo produzcan de manera constante las compañías con capital cercano a los oligopolios de la telecomunicación, lo que les permite sobrevivir a pesar de las malas condiciones de nuestra cinematografía. En el periodo 94-03 la iniciativa privada nacional redujo su producción de 64 a 13 películas por año (ver cuadros 1 y 2) dejando de producir 518 películas, que realizaba con sus propios recursos, ya que el apoyo gubernamental para ellos se canceló desde principios de los 70.
Contrario a los supuestos enarbolados por los neoliberales en tiempos del TLC cada día que pasa se necesitan más los apoyos estatales para la coproducción de los inversionistas privados y así poder competir en igualdad de circunstancias con los millonarios apoyos que le otorgan a sus producciones nuestros socios comerciales. En 2003, de las 28 cintas que se produjeron 16, es decir 60%, necesitaron de apoyos gubernamentales para existir.
Antes de la entrada en vigor del tratado impulsado por Salinas de Gortari, los gobiernos neoliberales destruyeron partes significativas de la cadena productiva cinematográfica nacional. Primero fueron los recortes a los apoyos a la producción y el cierre de empresas cinematográficas, después el cambio normativo de 92 y, por último, la venta de la infraestructura industrial cinematográfica en 1993 que había hecho posible la existencia de nuestro cine por más de 40 años. Por el desastre económico que provocaron estas medidas junto con el TLC se tuvo que rectificar e incrementar la intervención gubernamental través de la creación de los fondos, Foprocine en 1997 y Fidecine en 2001, para coproducir con la iniciativa privada.
Con estas medidas extraordinarias el gobierno apenas logró mantener el mismo nivel de producción de la década anterior. Con sus ocho largometrajes al año su presencia crece hasta 39.15%, pero antes del TLC el mismo número de cintas sólo representaban 10.3%.
Hay que revertir la tendencia a la baja de la producción cinematográfica. Para esto, con el fin de recuperar la autonomía en las decisiones nacionales en materia cinematográfica, urge modificar las condiciones comerciales pactadas en el TLC. Al respecto, en 2004 se abre nuevamente la posibilidad de ajustar el tratado y por los resultados obtenidos en diez años del TLC, los poderes Ejecutivo y Legislativo deberían atender la demanda de la comunidad artística mexicana sacando las industrias culturales de ese acuerdo comercial, actitud que iría en concordancia con la política promovida por la Unesco que está elaborando un protocolo para la defensa de la diversidad cultural de las naciones, asegurando la protección y estímulo de las industrias culturales en materia audiovisual.
En caso de que no se haga nada y se mantenga todo como hasta ahora, la comunidad cinematográfica podría solicitar las salvaguardas indicadas en el capítulo VIII del TLC, ante la amenaza de grave daño que vive el sector productivo nacional.
Urge hacerlo, sobre todo ante la amenaza que representa para nuestra expresión audiovisual la próxima firma del Acuerdo de Libre Comercio de América (ALCA) y del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (GATS por sus siglas en inglés). Hecho que resulta muy preocupante, sobre todo si recordamos que en el GATS el gobierno estadounidense pretende incluir como servicios las creaciones elaboradas a través de las industrias culturales, es decir, las películas y los programas de televisión, lo que condenaría la expresión cultural cinematográfica de las próximas generaciones de mexicanos.
La censura económica que viven los cineastas mexicanos, que es la peor de las censuras a las que se puede reducir la expresión de un artista, hay que evitarla garantizando su acceso a este medio de expresión que necesita de gran inversión para poderse concretar. La censura está ahí, no en el corte o supresión de imágenes, por esto después de diez años de TLC no se ha realizado ningún largometraje en 35mm sobre Marcos y el EZLN ni sobre el asesinato de Colosio. Recuperemos nuestra voz, recuperemos nuestra industria cinematográfica, seamos nuevamente un cine fuerte con identidad propia que nos devuelva el orgullo de ser mexicanos.
(*): Víctor Ugalde es guionista, director e investigador cinematográfico mexicano.
Por Víctor Ugalde (*)
El primero de enero de 1994 dejó huella permanente en la vida de México. Dos hechos nos marcaron: el levantamiento zapatista y la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLC). Hasta el momento son conflictos vivos que siguen demandando urgentes resoluciones y mientras no se haga algo habrá inestabilidad e incertidumbre en el futuro de la nación.
Una década después, se podría afirmar que por los efectos del TLC en la industria cinematográfica nacional gran parte de los artistas y productores dedicados a la creación cinematográfica de nuestro país han pasado a engrosar las filas del desempleo y la pobreza. Con el tratado se destruyó, en unos cuantos años, lo que tardó más de seis décadas en construirse: un cine fuerte con identidad propia.
Hace diez años, los promotores de la firma del TLC sostenían que con el acuerdo trilateral nuestra economía recuperaría su dinamismo, se incrementarían los niveles de la producción, ampliaríamos los mercados gracias a las exportaciones, se diversificaría la oferta nacional y se reducirían los precios de los productos, además de que disminuiría la inversión estatal, la burocracia y un largo etcétera de sin razones.
A principios de los 90, previendo las graves consecuencias negativas que implicaría dejar en manos de los grandes monopolios transnacionales el futuro del cine mexicano, algunos cineastas nos opusimos y exigimos que se dejara fuera del tratado la producción cultural cinematográfica. Los tecnócratas en turno se desentendieron de la petición aduciendo que nuestro cine resistiría los embates del libre comercio tal y como había resistido nuestra cultura por mas de 30 siglos. ¡Grave error!
Inteligentemente, Canadá mantuvo al margen del tratado sus industrias culturales, creando un capítulo de excepción y los resultados positivos saltan a la vista. A la fecha mantiene constante su producción de 60 largometrajes al año y destina más de 400 millones de dólares canadienses al estímulo de su cine. Gracias a esta prevención conservó su autonomía en la toma de decisiones para beneficiar el fortalecimiento de su expresión cinematográfica.
Estados Unidos vio crecer su producción de 459 largometrajes que realizaba a principios de los 90 a 680 largometrajes anuales en tiempos del TLC, logrando un crecimiento de 32.5% en el periodo. Esto fue posible gracias a su política de apoyo a la producción en 37 de sus 50 estados, los millonarios incentivos fiscales que otorga a sus productores y el control oligopólico que mantiene de los mercados del área.
Los resultados en México, que junto con EU incluyó al cine en el sector servicios transfronterizos, han ido exactamente en sentido contrario. En diez años, la producción de largometrajes cayó a niveles alarmantes para un país con más de 100 millones de habitantes y el mercado hispanohablante más grande de América. De 1994 a 2003 la producción de películas mexicanas se redujo de 747 películas que se realizaban en la década anterior a sólo 212 largometrajes. La caída fue superior a 71.62%. Al dejarse de producir 532 filmes se creó un brutal desempleo con el consecuente cierre de empresas, la reducción del pago de impuestos, la subutilización de nuestra capacidad industrial instalada, la caída de nuestras exportaciones y el incremento de las importaciones de películas extranjeras. Drásticamente se redujeron las posibilidades de expresión de los artistas mexicanos y la comunicación con su público, baste como ejemplo señalar que en 2002 sólo 9% de los mexicanos consumieron cintas nacionales y 80.32% se formó sentimental e ideológicamente con cintas de origen estadounidense. Por esto hemos llegado al grado de convertirnos en el quinto exportador de regalías por consumo de productos audiovisuales de Estados Unidos.
Las compañías de la iniciativa privada son las que más resintieron los efectos del tratado. El 90% de los productores en activo no alcanzan a recuperar lo invertido debido sobre todo a que los distribuidores y exhibidores, de fuerte presencia transnacional, se quedan con la mayor parte del ingreso en taquilla. Esto ha venido provocando que los inversionistas se alejen cada vez más del cine y sólo produzcan de manera constante las compañías con capital cercano a los oligopolios de la telecomunicación, lo que les permite sobrevivir a pesar de las malas condiciones de nuestra cinematografía. En el periodo 94-03 la iniciativa privada nacional redujo su producción de 64 a 13 películas por año (ver cuadros 1 y 2) dejando de producir 518 películas, que realizaba con sus propios recursos, ya que el apoyo gubernamental para ellos se canceló desde principios de los 70.
Contrario a los supuestos enarbolados por los neoliberales en tiempos del TLC cada día que pasa se necesitan más los apoyos estatales para la coproducción de los inversionistas privados y así poder competir en igualdad de circunstancias con los millonarios apoyos que le otorgan a sus producciones nuestros socios comerciales. En 2003, de las 28 cintas que se produjeron 16, es decir 60%, necesitaron de apoyos gubernamentales para existir.
Antes de la entrada en vigor del tratado impulsado por Salinas de Gortari, los gobiernos neoliberales destruyeron partes significativas de la cadena productiva cinematográfica nacional. Primero fueron los recortes a los apoyos a la producción y el cierre de empresas cinematográficas, después el cambio normativo de 92 y, por último, la venta de la infraestructura industrial cinematográfica en 1993 que había hecho posible la existencia de nuestro cine por más de 40 años. Por el desastre económico que provocaron estas medidas junto con el TLC se tuvo que rectificar e incrementar la intervención gubernamental través de la creación de los fondos, Foprocine en 1997 y Fidecine en 2001, para coproducir con la iniciativa privada.
Con estas medidas extraordinarias el gobierno apenas logró mantener el mismo nivel de producción de la década anterior. Con sus ocho largometrajes al año su presencia crece hasta 39.15%, pero antes del TLC el mismo número de cintas sólo representaban 10.3%.
Hay que revertir la tendencia a la baja de la producción cinematográfica. Para esto, con el fin de recuperar la autonomía en las decisiones nacionales en materia cinematográfica, urge modificar las condiciones comerciales pactadas en el TLC. Al respecto, en 2004 se abre nuevamente la posibilidad de ajustar el tratado y por los resultados obtenidos en diez años del TLC, los poderes Ejecutivo y Legislativo deberían atender la demanda de la comunidad artística mexicana sacando las industrias culturales de ese acuerdo comercial, actitud que iría en concordancia con la política promovida por la Unesco que está elaborando un protocolo para la defensa de la diversidad cultural de las naciones, asegurando la protección y estímulo de las industrias culturales en materia audiovisual.
En caso de que no se haga nada y se mantenga todo como hasta ahora, la comunidad cinematográfica podría solicitar las salvaguardas indicadas en el capítulo VIII del TLC, ante la amenaza de grave daño que vive el sector productivo nacional.
Urge hacerlo, sobre todo ante la amenaza que representa para nuestra expresión audiovisual la próxima firma del Acuerdo de Libre Comercio de América (ALCA) y del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios (GATS por sus siglas en inglés). Hecho que resulta muy preocupante, sobre todo si recordamos que en el GATS el gobierno estadounidense pretende incluir como servicios las creaciones elaboradas a través de las industrias culturales, es decir, las películas y los programas de televisión, lo que condenaría la expresión cultural cinematográfica de las próximas generaciones de mexicanos.
La censura económica que viven los cineastas mexicanos, que es la peor de las censuras a las que se puede reducir la expresión de un artista, hay que evitarla garantizando su acceso a este medio de expresión que necesita de gran inversión para poderse concretar. La censura está ahí, no en el corte o supresión de imágenes, por esto después de diez años de TLC no se ha realizado ningún largometraje en 35mm sobre Marcos y el EZLN ni sobre el asesinato de Colosio. Recuperemos nuestra voz, recuperemos nuestra industria cinematográfica, seamos nuevamente un cine fuerte con identidad propia que nos devuelva el orgullo de ser mexicanos.
(*): Víctor Ugalde es guionista, director e investigador cinematográfico mexicano.
- © NOTICINE.com
Leve mejoría del cine español en 2003, según la Academia
15-I-04
En la presentación del anual informe encargado por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, y publicado en su revista trimestral Academia, las dudas han asaltado a más de uno. Ciertas cifras no acababan de coincidir con las oficiales del Ministerio de Cultura, otras están incompletas por las fechas de cierre del informe y finalmente la interpretación de las mismas no deja de ser un tanto subjetiva. Puede que entre los periodistas, alguno recordara el panorama dibujado hace un año, cuando se titulaba el balance con la palabra "Crisis". Como se llamaba aquel inolvidable disco de Supertramp "¿Crisis, qué crisis?". Finalmente, 2003 -y el actual informe así lo confirma- no fue tan malo como preveían, incluso si se hacía por entonces especial hincapié en la posibilidad de una drástica reducción en la cantidad de películas producidas, resulta que ha sido justo lo contrario. Se ha rodado más que en 2002. A falta que lleguen los númerosos oficiales del ICAA, podemos resumir que según la Academia, la cuota de mercado del cine español subió del 13,7 al 16%, y hubo leves crecimientos en espectadores y recaudación, lo cual no está nada mal teniendo en cuenta que hubo un descenso general de afluencia a las salas de más del 15%.
Añadamos que 2003 fue el mejor año de la última década en cuanto a cantidad de películas españolas filmadas. Se alcanzó el record de 126 títulos, de los cuales 49 fueron coproducciones (25 con Latinoamérica). La estimación de espectadores ronda los 19,5 millones, medio millón más que en 2002, aunque 6,7 menos que en el glorioso 2001 (el año de "Los otros" y "Torrente 2"). En cualquier caso, se trata de la segunda mejor cifra del último lustro.
José María Alvarez Monzoncillo, profesor de la Facultad de la Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos y responsable de este informe, se muestra más moderado en su análisis que el año pasado. De la "Crisis" hemos pasado a "Tiempos de inflexión". En su opinión, subsisten muchos problemas casi endémicos, y sus soluciones son: "Si para competir hay que incrementar los presupuestos, habría que abrir vías de concentración empresarial o fomentar las coproducciones nacionales. La reducción del riesgo no implica reducir presupuestos, sino hacer planteamientos que eliminen distorsiones en el mercado y fomenten la creación cultural, todo ello en el contexto de la estabilidad del Fondo de Protección a la Cinematografía y de la relación con las televisiones".
Cotejando números y comentarios de los autores del informe, como el hecho de que el 80% de las películas españolas pierden dinero, cabe preguntarse: ¿Por qué se hacen más de un centenar?. Resulta que en realidad, el 77% de la recaudación del cine español se concentró durante el pasado año sólo en 10 películas (por orden de espectadores): "La gran aventura de Mortadelo y Filemón", "Días de fútbol", "Carmen", "El oro de Moscú", "Planta 4ª", "Mi vida sin mí", "Te doy mis ojos", "Al sur de Granada", "Torremolinos 73" y "Soldados de Salamina".
Un dato paradójico es el del documental de Julio Medem "La pelota vasca", que a pesar (o quizás gracias a...) del rechazo del Gobierno por su visión favorable a la negociación con ETA, y que no se distribuyó en toda España sino sólo en Madrid, Barcelona y País Vasco, fue el décimo tercer título más taquillero de 2003.
El informe no lo cita, pero desde NOTICINE.com podemos interpretar que si nos atenemos a los presupuestos medios del cine español (algo más de 2 millones de euros), y teniendo en cuenta que la distribución y la exhibición se llevan al menos la mitad de los ingresos, sólo las cuatro primeras cintas entre las arriba citadas dieron beneficios simplemente en su paso por las salas.
La presentación de la revista Academia y del estudio, este jueves en Madrid, estuvo presidida por Mercedes Sampietro, la máxima responsable de la Academia, quien comentó por su parte que 2003 "fue un año difícil para los profesionales y las instituciones del cine español, pero hace casi un año nació la Plataforma de Defensa del Cine Español". De paso, insistió la actriz y presidenta en reclamar "la excepción cultural" que debe de primar en el mercado cinematográfico.
En la presentación del anual informe encargado por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, y publicado en su revista trimestral Academia, las dudas han asaltado a más de uno. Ciertas cifras no acababan de coincidir con las oficiales del Ministerio de Cultura, otras están incompletas por las fechas de cierre del informe y finalmente la interpretación de las mismas no deja de ser un tanto subjetiva. Puede que entre los periodistas, alguno recordara el panorama dibujado hace un año, cuando se titulaba el balance con la palabra "Crisis". Como se llamaba aquel inolvidable disco de Supertramp "¿Crisis, qué crisis?". Finalmente, 2003 -y el actual informe así lo confirma- no fue tan malo como preveían, incluso si se hacía por entonces especial hincapié en la posibilidad de una drástica reducción en la cantidad de películas producidas, resulta que ha sido justo lo contrario. Se ha rodado más que en 2002. A falta que lleguen los númerosos oficiales del ICAA, podemos resumir que según la Academia, la cuota de mercado del cine español subió del 13,7 al 16%, y hubo leves crecimientos en espectadores y recaudación, lo cual no está nada mal teniendo en cuenta que hubo un descenso general de afluencia a las salas de más del 15%.
Añadamos que 2003 fue el mejor año de la última década en cuanto a cantidad de películas españolas filmadas. Se alcanzó el record de 126 títulos, de los cuales 49 fueron coproducciones (25 con Latinoamérica). La estimación de espectadores ronda los 19,5 millones, medio millón más que en 2002, aunque 6,7 menos que en el glorioso 2001 (el año de "Los otros" y "Torrente 2"). En cualquier caso, se trata de la segunda mejor cifra del último lustro.
José María Alvarez Monzoncillo, profesor de la Facultad de la Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos y responsable de este informe, se muestra más moderado en su análisis que el año pasado. De la "Crisis" hemos pasado a "Tiempos de inflexión". En su opinión, subsisten muchos problemas casi endémicos, y sus soluciones son: "Si para competir hay que incrementar los presupuestos, habría que abrir vías de concentración empresarial o fomentar las coproducciones nacionales. La reducción del riesgo no implica reducir presupuestos, sino hacer planteamientos que eliminen distorsiones en el mercado y fomenten la creación cultural, todo ello en el contexto de la estabilidad del Fondo de Protección a la Cinematografía y de la relación con las televisiones".
Cotejando números y comentarios de los autores del informe, como el hecho de que el 80% de las películas españolas pierden dinero, cabe preguntarse: ¿Por qué se hacen más de un centenar?. Resulta que en realidad, el 77% de la recaudación del cine español se concentró durante el pasado año sólo en 10 películas (por orden de espectadores): "La gran aventura de Mortadelo y Filemón", "Días de fútbol", "Carmen", "El oro de Moscú", "Planta 4ª", "Mi vida sin mí", "Te doy mis ojos", "Al sur de Granada", "Torremolinos 73" y "Soldados de Salamina".
Un dato paradójico es el del documental de Julio Medem "La pelota vasca", que a pesar (o quizás gracias a...) del rechazo del Gobierno por su visión favorable a la negociación con ETA, y que no se distribuyó en toda España sino sólo en Madrid, Barcelona y País Vasco, fue el décimo tercer título más taquillero de 2003.
El informe no lo cita, pero desde NOTICINE.com podemos interpretar que si nos atenemos a los presupuestos medios del cine español (algo más de 2 millones de euros), y teniendo en cuenta que la distribución y la exhibición se llevan al menos la mitad de los ingresos, sólo las cuatro primeras cintas entre las arriba citadas dieron beneficios simplemente en su paso por las salas.
La presentación de la revista Academia y del estudio, este jueves en Madrid, estuvo presidida por Mercedes Sampietro, la máxima responsable de la Academia, quien comentó por su parte que 2003 "fue un año difícil para los profesionales y las instituciones del cine español, pero hace casi un año nació la Plataforma de Defensa del Cine Español". De paso, insistió la actriz y presidenta en reclamar "la excepción cultural" que debe de primar en el mercado cinematográfico.
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Disney seguirá reduciendo su división de animación tradicional
14-I-04
Mientras su film de animación tradicional "Tierra de osos" (Brother bear) ha sido uno de los éxitos de la temporada navideña en América Latina (en EEUU obtuvo peores resultados), y acaba de difundir el cierre de sus estudios dedicados a esta especialidad en Orlando (Florida), la Walt Disney Co. se apresta a ir eliminando paulatinamente su división de dibujos animados con lápices, tinta y pintura. A lo largo de este 2004, piensa también cerrar su delegación en Tokio. En menos de cinco años, su plantilla de dibujantes y animadores se ha reducido de 2000 a 600, mientras aumentaba la de especialistas en animación informatizada.
Y es que las cifras dan la razón a los amantes de las formas generadas por un ordenador. "Buscando a Nemo" fue el film más visto en Estados Unidos el año pasado, y junto a "Piratas del Caribe", un negocio redondo para Disney. Aunque la película de los simpáticos pececitos es exactamente una obra de Pixar, el estudio de John Lasseter asociado a Disney, en los últimos años la propia compañía del ratón Mickey ha invertido en formación de personal especializado en animación por computadora, incluyendo fondos y animaciones complicadas de este origen en sus películas al estilo tradicional, como "El rey Leon", "Mulan" o "La bella y la bestia".
A los actuales dirigentes de la Disney, empresa en la que ya no queda ningún descendiente de su original fundador, poco les importa que globalmente sigan siendo uno de los estudios con más beneficios de Hollywood. Saben que la animación tradicional es más cara y lenta que la informática, de manera que no les ha temblado el pulso a la hora de cerrar su delegación en Orlando, de donde salieron buena parte de los originales usados en "Lilo & Stitch", "Mulan" o "Tierra de osos", y recolocar o mandar al paro a 258 personas. En 2003, ya había prescindido de otro estudio que poseía en París. El objetivo es dejar una única oficina residual en Burbank (California) dedicada a la animación manual.
Mientras su film de animación tradicional "Tierra de osos" (Brother bear) ha sido uno de los éxitos de la temporada navideña en América Latina (en EEUU obtuvo peores resultados), y acaba de difundir el cierre de sus estudios dedicados a esta especialidad en Orlando (Florida), la Walt Disney Co. se apresta a ir eliminando paulatinamente su división de dibujos animados con lápices, tinta y pintura. A lo largo de este 2004, piensa también cerrar su delegación en Tokio. En menos de cinco años, su plantilla de dibujantes y animadores se ha reducido de 2000 a 600, mientras aumentaba la de especialistas en animación informatizada.
Y es que las cifras dan la razón a los amantes de las formas generadas por un ordenador. "Buscando a Nemo" fue el film más visto en Estados Unidos el año pasado, y junto a "Piratas del Caribe", un negocio redondo para Disney. Aunque la película de los simpáticos pececitos es exactamente una obra de Pixar, el estudio de John Lasseter asociado a Disney, en los últimos años la propia compañía del ratón Mickey ha invertido en formación de personal especializado en animación por computadora, incluyendo fondos y animaciones complicadas de este origen en sus películas al estilo tradicional, como "El rey Leon", "Mulan" o "La bella y la bestia".
A los actuales dirigentes de la Disney, empresa en la que ya no queda ningún descendiente de su original fundador, poco les importa que globalmente sigan siendo uno de los estudios con más beneficios de Hollywood. Saben que la animación tradicional es más cara y lenta que la informática, de manera que no les ha temblado el pulso a la hora de cerrar su delegación en Orlando, de donde salieron buena parte de los originales usados en "Lilo & Stitch", "Mulan" o "Tierra de osos", y recolocar o mandar al paro a 258 personas. En 2003, ya había prescindido de otro estudio que poseía en París. El objetivo es dejar una única oficina residual en Burbank (California) dedicada a la animación manual.
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