La coproducción binacional y bilingüe "De La Cruz", ya está en plataformas Prime Video, Fandango y Verizon
- por © Redacción (México)-PRODUCCIONLATINA.com

El gimnasio huele a sudor y resina. Los golpes contra los sacos de boxeo marcan el ritmo de un entrenamiento que no es solo físico. En una esquina, Yolanda de la Cruz —una joven de mirada dura y músculos tensos— repite una y otra vez los movimientos que le enseñó su mentor, un exsicario arrepentido. Esta es la imagen central de "De La Cruz", la película que desde el pasado fin de semana puede verse en Prime Video, Fandango y Verizon, después de un recorrido por festivales donde acumuló 48 premios.
El director neoyorquino Michael Báez tardó casi tres décadas en darle forma a esta historia. Todo comenzó con una pesadilla en Hawái, donde imaginó a una mujer cercana a él siendo arrestada por narcotráfico. Aquel sueño lo llevó a escribir "Butterfly in the Fire", un guion que quedó guardado por años mientras Báez filmaba comerciales y películas como "Spanish Harlem" (1996). No fue hasta 2018 que retomó la idea, ahora transformada en un thriller de venganza femenina con artes marciales y un elemento inesperado: la Santa Muerte como figura protectora.
La tapatía Sofía Díaz, quien además de protagonista es coproductora, pasó tres años entrenando en el Lobo Gym de Guadalajara, el mismo donde se formó Alexa Grasso, la primera mexicana campeona en la UFC. Su personaje, Yoli, escapa de un intento de violación y encuentra refugio en un gimnasio clandestino dirigido por Lobo (Raúl Patiño), un exsicario que abandonó el crimen organizado después de que la Santa Muerte le "concediera un milagro".
Las escenas de lucha —coreografiadas por el propio Báez, practicante de karate desde hace una década— no son solo espectáculo. El director buscaba mostrar un viaje de transformación: "Muchas mujeres son víctimas de violencia. Espero que esta película las inspire a defenderse", dice.
A diferencia de otras películas que satanizan el culto a la Santa Muerte, "De La Cruz" la presenta como una fuerza ambivalente. En una secuencia onírica, la figura esquelética aparece no como amenaza, sino como testigo de la redención de Lobo y la determinación de Yoli. Esta aproximación, filmada con animación, fue uno de los aspectos más celebrados en festivales de Francia, Italia y Grecia.
El presupuesto ajustado obligó a Báez a rodar en solo 16 días en locaciones de la Ciudad de México. "Escribí el guion definitivo en siete días. Las palabras fluían solas", recuerda. Para financiarlo, el director —egresado de la New York Film Academy— combinó ahorros con apoyos de su productora, Baez Entertainment.
La película tiene un componente social: parte de los ingresos se destinarán a RAINN.org, organización que apoya a víctimas de agresión sexual. "Si esta historia te toca, compártela", pide Báez.
"De La Cruz" es el primer capítulo de una trilogía. Los otros dos films —ya en desarrollo— explorarán el pasado de Lobo y el futuro de Yoli como instructora de artes marciales. Por ahora, la película está disponible en streaming, lista para que el golpe seco de un puño contra un saco de boxeo resuene más allá de la pantalla.
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El director neoyorquino Michael Báez tardó casi tres décadas en darle forma a esta historia. Todo comenzó con una pesadilla en Hawái, donde imaginó a una mujer cercana a él siendo arrestada por narcotráfico. Aquel sueño lo llevó a escribir "Butterfly in the Fire", un guion que quedó guardado por años mientras Báez filmaba comerciales y películas como "Spanish Harlem" (1996). No fue hasta 2018 que retomó la idea, ahora transformada en un thriller de venganza femenina con artes marciales y un elemento inesperado: la Santa Muerte como figura protectora.
La tapatía Sofía Díaz, quien además de protagonista es coproductora, pasó tres años entrenando en el Lobo Gym de Guadalajara, el mismo donde se formó Alexa Grasso, la primera mexicana campeona en la UFC. Su personaje, Yoli, escapa de un intento de violación y encuentra refugio en un gimnasio clandestino dirigido por Lobo (Raúl Patiño), un exsicario que abandonó el crimen organizado después de que la Santa Muerte le "concediera un milagro".
Las escenas de lucha —coreografiadas por el propio Báez, practicante de karate desde hace una década— no son solo espectáculo. El director buscaba mostrar un viaje de transformación: "Muchas mujeres son víctimas de violencia. Espero que esta película las inspire a defenderse", dice.
A diferencia de otras películas que satanizan el culto a la Santa Muerte, "De La Cruz" la presenta como una fuerza ambivalente. En una secuencia onírica, la figura esquelética aparece no como amenaza, sino como testigo de la redención de Lobo y la determinación de Yoli. Esta aproximación, filmada con animación, fue uno de los aspectos más celebrados en festivales de Francia, Italia y Grecia.
El presupuesto ajustado obligó a Báez a rodar en solo 16 días en locaciones de la Ciudad de México. "Escribí el guion definitivo en siete días. Las palabras fluían solas", recuerda. Para financiarlo, el director —egresado de la New York Film Academy— combinó ahorros con apoyos de su productora, Baez Entertainment.
La película tiene un componente social: parte de los ingresos se destinarán a RAINN.org, organización que apoya a víctimas de agresión sexual. "Si esta historia te toca, compártela", pide Báez.
"De La Cruz" es el primer capítulo de una trilogía. Los otros dos films —ya en desarrollo— explorarán el pasado de Lobo y el futuro de Yoli como instructora de artes marciales. Por ahora, la película está disponible en streaming, lista para que el golpe seco de un puño contra un saco de boxeo resuene más allá de la pantalla.
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