La 23º edición del Festival de Cine de Ourense, en el aire por la posible renuncia de su director artístico
- por © Marina Chamorro-PRODUCCIONLATINA.com

La 22º edición del Festival de Cine Internacional de Ourense, que hasta ahora volvía cada octubre para apoyar el talento de nuevos cineastas, podría haber sido la última. La aparente causante de que el certamen gallego no celebre una nueva cita es la nueva ley de contratación aprobada el pasado mes de marzo, que obligaría a Fran Gayo, director artístico del festival desde hace dos años, a renunciar a su equipo, una circunstancia que le llevaría a tomar la decisión de no formar parte de esta vigesimotercera cita, según ha confirmado él mismo.
La nueva ley impide contratar personal externo para cargos públicos que ya estén ocupados por otras personas. Puesto que en la plantilla del Concello ya existían trabajadores vinculados al festival antes de que Gayo estuviera al frente, el director no podría contar con las personas que le han acompañado en sus dos últimas y únicas ediciones.
El Concello asegura estar intentando encontrar una solución dentro de la legalidad a este problema que, reiteran, es “administrativo, no político”.
El alcalde de Ourense, Jesús Vázquez, concedió una rueda de prensa durante la presentación del espectáculo Corps Sonore en la cual afirmó que “los técnicos están buscando qué alternativas puede haber", y añadió que "hasta saber si existen o no otras posibles soluciones no podemos de ninguna manera hablar de plazos".
Sin embargo, si bien la ley ha dejado al OUFF al borde de un precipicio, el tiempo podría ser el empujón que condenara definitivamente al certamen. El hecho de que no se hayan publicado aún las bases de participación ni se hayan abierto los plazos de entrega de las películas hace cada vez más patente que la 23º edición del Festival de Cine de Ourense podría no celebrarse.
Por otra parte, el grupo municipal socialista ha aprovechado la ocasión para manifestar su descontento con la gestión cultural del PP.
En un comunicado que emitieron el pasado miércoles, los socialistas afirmaron que Vázquez y Belén Iglesias, actual concejala de cultura, “tienen totalmente paralizadas las gestiones para la celebración del tradicional Festival Internacional de Cine de Ourense”.
“Ourense puede quedarse sin festival por la incapacidad absoluta del Partido Popular”, añadían.
Lo cierto es que los dos años bajo la dirección de Fran Gayo han sido los más cuestionados en la historia del certamen.
En 2016, la primera edición que Iglesias asumía completamente, la tardía formalización del contrato de Gayo retrasó la publicación de las bases al mes de mayo, aunque finalmente se pudo realizar la edición sin mayor complicación.
En 2017, pese a que el asturiano realizó un trabajo excelente, empezaron a surgir los primeros problemas con la burocracia administrativa local, que pusieron en riesgo actividades programadas.
Ya en marzo de este año, el director artístico había comunicado a la concejalía de Cultura su intención de renunciar a la dirección del OUFF por problemas administrativos que incluían retrasos en el pago de facturas. Finalmente, llegó a un acuerdo con el Concello, que abonó los atrasos, y decidió continuar.
Por el momento, el director artístico no ha reconocido públicamente su desvinculación definitiva del evento y, tras varias reuniones poco fructíferas con la concejalía, ha regresado a Buenos Aires, tal y como ya estaba previsto antes del problema.
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La nueva ley impide contratar personal externo para cargos públicos que ya estén ocupados por otras personas. Puesto que en la plantilla del Concello ya existían trabajadores vinculados al festival antes de que Gayo estuviera al frente, el director no podría contar con las personas que le han acompañado en sus dos últimas y únicas ediciones.
El Concello asegura estar intentando encontrar una solución dentro de la legalidad a este problema que, reiteran, es “administrativo, no político”.
El alcalde de Ourense, Jesús Vázquez, concedió una rueda de prensa durante la presentación del espectáculo Corps Sonore en la cual afirmó que “los técnicos están buscando qué alternativas puede haber", y añadió que "hasta saber si existen o no otras posibles soluciones no podemos de ninguna manera hablar de plazos".
Sin embargo, si bien la ley ha dejado al OUFF al borde de un precipicio, el tiempo podría ser el empujón que condenara definitivamente al certamen. El hecho de que no se hayan publicado aún las bases de participación ni se hayan abierto los plazos de entrega de las películas hace cada vez más patente que la 23º edición del Festival de Cine de Ourense podría no celebrarse.
Por otra parte, el grupo municipal socialista ha aprovechado la ocasión para manifestar su descontento con la gestión cultural del PP.
En un comunicado que emitieron el pasado miércoles, los socialistas afirmaron que Vázquez y Belén Iglesias, actual concejala de cultura, “tienen totalmente paralizadas las gestiones para la celebración del tradicional Festival Internacional de Cine de Ourense”.
“Ourense puede quedarse sin festival por la incapacidad absoluta del Partido Popular”, añadían.
Lo cierto es que los dos años bajo la dirección de Fran Gayo han sido los más cuestionados en la historia del certamen.
En 2016, la primera edición que Iglesias asumía completamente, la tardía formalización del contrato de Gayo retrasó la publicación de las bases al mes de mayo, aunque finalmente se pudo realizar la edición sin mayor complicación.
En 2017, pese a que el asturiano realizó un trabajo excelente, empezaron a surgir los primeros problemas con la burocracia administrativa local, que pusieron en riesgo actividades programadas.
Ya en marzo de este año, el director artístico había comunicado a la concejalía de Cultura su intención de renunciar a la dirección del OUFF por problemas administrativos que incluían retrasos en el pago de facturas. Finalmente, llegó a un acuerdo con el Concello, que abonó los atrasos, y decidió continuar.
Por el momento, el director artístico no ha reconocido públicamente su desvinculación definitiva del evento y, tras varias reuniones poco fructíferas con la concejalía, ha regresado a Buenos Aires, tal y como ya estaba previsto antes del problema.
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